Pero con el embarazo, esto ha cambiado. Evidentemente el cambio no lo noté durante las primeras semanas, en las que los miedos después del falso positivo me hacían ver señales de manchados y pérdidas de embarazo. Además, embarazada de 9 semanas perdí a mi tía sin esperármelo, hacia la 16 decidimos buscar casa para mudarnos, también me creó preocupación mi posible reacción si mi bebé fuera un chicarrón y no una bebita como deseaba (¡verás qué marimacho me va a salir por desear tanto una niña sin motivo alguno!)...
La barriga "serena" |
Y motivos para alterar a alguien alterable como yo no me faltaban. Por un lado estaba la mudanza que, aunque era de esperar que fuera una enorme fuente de estrés, sólo me sacó de mis casillas un día en el que toda la familia de mi marido se ofreció a ayudarnos, y allí estaban todos, unos sentados sobre las cajas, otros preguntándome que qué hacían, el perro de los nervios por ver a tanta gente... y yo sólo quería estar sola e ir colocando poquito a poco (lo sé, estáis pensando que soy una bruja y que vaya desagradecida que estoy hecha). Pero pese a ese día, el resto lo hemos hecho con tranquilidad, a nuestro ritmo e incluso disfrutando cada nuevo mueble y cada armario en orden.
Por otro lado, pasada la ecografía de las 20 semanas, cambié mi expediente de hospital. Y entre huelgas y líos varios no me ha vuelto a ver un especialista ni a hacer una ecografía hasta la semana 33, ¡casi 3 meses de embarazo sin que nadie me dijera que "aquello iba bien"!. Pues yo estaba tan pancha, sabía que todo iba bien, notar a la pequeña y jugar a agarrarle sus piernecitas no me dejaba lugar a dudas, (pese a que mi ingeniero favorito insistiera en eso de "si no lo veo, no lo creo").
A esto hay que sumarle el tema del tabaco. Siempre me ha puesto enferma que se fume "a lo chimenea" delante de no fumadores. Os puede parecer una tontería, pero en casa de los padres de mi marido se fuma sin cesar: en el baño, en la mesa, en la cocina, ordenando, limpiando, comiendo... y pensaba que esto unido a mi intolerancia nos causaría más de un problema. Pues curiosamente he tratado de ser comprensiva (aunque me sigue sorprendiendo que la gente fume delante de un bombo de 8 meses) y apartarme sin incordiar al fumador.
Y por último, la familia y amigos con sus preguntas de "¿ya tienes todo?". En la semana 34 aún me faltan un montón de cosas (sábanas para la cuna, el colchón, el saco del cochecito, el grupo 0 para el coche,...), pero me da igual: voy a mi ritmo y no quiero agobios.
En fin, bendita droga llamada embarazo...