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martes, 9 de julio de 2013

Viajar en avión con un bebé

El terror que inspira volar con un bebé es completamente infundado. Cuando nos planteamos viajar a EEUU con nuestra hija de apenas 14 semanas no nos podíamos imaginar que sería más sencillo volar a 5.000 km de distancia con un bebé que llegar en coche a un centro comercial a las afueras de la ciudad. Eso sí, hay que tener unas cuantas cosas organizadas.

Documentación:
Para comprar el billete de nuestra hija necesitábamos su número de pasaporte (si viajas por Europa bastará con el DNI). Para ello hay que solicitar el certificado de empadronamiento y el certificado de nacimiento literal. También es necesario aportar una fotografía tipo carné en la que se le vea con los ojitos abiertos (¡esto es lo que más nos costó conseguir!). Con esos documentos nos hicieron tanto el pasaporte como el DNI en el acto, tras pedir cita previa.

Asiento:
Los bebés de menos de 2 años pueden viajar en el regazo de un adulto aunque no por ello te ahorras completamente el precio del viaje, suele costar entorno a un 10% de la tarifa completa. También pueden tener su propio asiento en el que colocaremos la silla de seguridad del coche (maxi cosi).
Si el viaje es largo (como a EEUU) y el bebé viaja en brazos es importante que hagas el check-in con antelación para poder conseguir un asiento de primera fila, de esos que delante tienen pared y no otro asiento, porque de esa pared se puede colgar una cuna.

Equipaje:
Es fundamental ir poco cargados (puedes consultar algunas ideas para viajar con bebés sin demasiados trastos). Nunca he volado con cochecito, lo dejo en casa para evitar golpes y disgustos  (a una amiga mía la rompieron el Bugaboo). Generalmente vamos al aeropuerto desde nuestra casa en transporte público y movernos sin cochecito nos facilita muchísimo la vida. En nuestro destino alquilamos una sillita de paseo (y una hamaca o lo que creamos que nos va a hacer falta) que nos espera en el aeropuerto o directamente en el alojamiento.

Portabebés y cochecitos:
Mi experiencia de viajar con nuestra bebé en su mochila y alquilar la sillita de paseo en el destino es estupenda, pero si decides llevar tu propio cochecito no hay problema: se permite llevar un cochecito o sillita de paseo totalmente plegable para niño sin coste adicional. 
Aún así, si tienes un portabebés no lo dejes en casa porque puede ser útil para cargar con el bebé cuando guarden la sillita o si tu hijo no se calma en el avión (todos conocemos el efecto casi narcótico que tiene el porteo para nuestros hijos). 
Si viajas sola con tu hijo, el portabebés pasa de ser recomendable a absolutamente necesario (entre otras cosas para poder ir al baño sin dejarlo solo). 

Oídos:
Todos tenemos miedo de que el oído del bebé sufra a causa de la variación de la presión. Los cambios de presión en el avión son tan limitados que el niño es perfectamente capaz de compensarlos, aunque todos hemos tenido dolor o molestias alguna vez en el aterrizaje o despegue. 
Para evitarlo, al aterrizar o despegar (o siempre que nosotros notemos molestias) hay que hacer que los bebés succionen con el chupete, poniéndolos al pecho, dándoles un biberón o incluso metiéndoles el dedo en la boca. También podemos hacerles comer o chupar algo que les guste (un gajo de naranja, por ejemplo).
Mi bebé toma pecho exclusivamente y no conoce el chupete. Intento que no mame desde que llega al aeropuerto (no siempre lo he conseguido porque ¡no vamos a dejarla llorar a estas alturas!) y nada más subirnos la pongo al pecho. Alguna vez ha sido imposible hacerla mamar y lo intentamos arreglar con el dedito. Otras veces no ha querido tampoco el dedo y no ha pasado nada.

Equipaje de mano:
No podemos olvidar meter unos cuantos pañales y toallitas para cambiarles. Merece la pena cambiar el pañal antes de subir al avión porque en los baños del aeropuerto suele haber cambiadores amplios y cómodos. Una vez en el avión lo más sencillo será cambiarles en nuestro asiento (sí, haciendo malabares) porque los baños de los aviones son pequeños e incómodos. 
En cuanto a la comida y bebida del bebé se permite volar con líquidos que deban ser utilizados durante el viaje bien por necesidades médicas o por necesidad de dietas especiales, incluyendo la comida de los niños (puedes comprobarlo aquí). Según la compañía puede ser que se permita llevar un bolso adicional al equipaje de mano para llevar las cosas del bebé (Iberia lo permite, Ryanair no).
Como mamá lactante, no puedo dejar de recordar que si tú también das el pecho no olvides comprar antes de subir al avión una botella de agua. La hidratación es fundamental y la sed puede amargarte el viaje. Llevar la bebida desde casa no es una opción debido a las restricciones sobre volar con líquidos en el equipaje de mano.

Nuestra experiencia es tan positiva que cuando cumplió 18 semanas volví a animarme a subir a un avión con mi hija, aunque esta vez sola con ella y a un destino mucho más próximo. 

Y a ti, ¿te intimidan los viajes en avión con tu bebé? 

lunes, 29 de abril de 2013

¿Cómo convertir un Ford Fiesta en un coche familiar?

Esta semana Madresfera nos propone hablar de los viajes con nuestros hijos. Entre todos los post se sorteará una silla Assure grupo 2-3 de Graco Baby España, que nos vendría fenomenal para cuando nuestra bebé sea un poco menos bebé.

En nuestro caso, a todos los problemas típicos de viajar con niños a nosotros se nos suma que tenemos perro. El perro viaja en el maletero, así que cuando en nuestro nido sólo éramos 3 (mi marido, nuestro perro y yo), utilizábamos los asientos traseros de maletero. Ahora la bebé y yo viajamos detrás. ¡Horror! ¿Dónde ponemos las maletas? 

La solución más obvia sería cambiar de coche, pero ni nuestros ahorros están para tirar cohetes, ni tenemos ganas de más líos, que tenemos el coche pagado, tiene 5 puertas (esto sí que sí, fundamental) y va estupendamente.
Dicho esto, ¿cómo convertimos nuestro Ford Fiesta en un coche familiar? Nosotros hemos encontrado 3 soluciones:

1- El cofre de techo:
Seguro que en los atascos habéis visto coches que llevan sobre la vaca una "caja" negra. Estos cofres tienen una gran capacidad, fácilmente entra una maleta grande y una mediana, así que nos permiten disponer de "otro maletero". Son fáciles y rápidos de colocar siempre que se deje la baca del coche puesta.
Los hay rígidos y flexibles. Los primeros se guardan sin plegar, con lo cual más te vale que el tamaño que le falta a tu coche lo tenga tu casa. Nosotros hemos comprado uno flexible que se pliega y lo guardamos en el altillo de un armario.

2- Enviar las maletas en autobús:
Las compañías de autobuses que hacen viajes regulares (como Alsa, por ejemplo) ofrecen servicio de transporte de equipajes con precios mucho más económicos que las compañías especializadas en envíos de paquetes. Basta con hacer las maletas un par de días antes de salir de viaje, que nunca viene mal para evitar los agobios de última hora.

3- Alquiler de productos de bebés en el destino:
Cada vez son más las empresas especializadas en alquilar sillas de paseo, tronas, bañeras, cuna, sillas de seguridad,... en los destinos turísticos. Nosotros tenemos familia fuera de España y esta solución es fundamental cuando vamos a visitarlos, pues sale muchísimo más económico alquilar durante unos días cualquiera de estos "chismes" que facturarlo en avión. Nosotros viajamos con nuestra mochila ergonómica, que además nos resulta más cómoda para llegar al aeropuerto, y alquilaremos el cochecito de bebé y la silla de seguridad para el coche en nuestro destino.

Pese a que con estas soluciones conseguimos viajar con todo lo que necesitamos, a veces me encuentro empaquetando también todo lo que pudiéramos necesitar en caso de catástrofe natural, nuclear, terremotos,... Y creo que esto nos ocurre a la mayoría. La dificultad no radica ya en transportarlo, sino en que al final de las vacaciones necesitas otros 3 días para colocar todo aquello que te llevaste y que vuelve sin usar. Por eso, cuando preparamos el equipaje intentamos no quitarnos de la cabeza la idea de optimizar, optimizar y optimizar. Gracias al colecho evitamos viajar con cuna de viaje y lavar sus sabanas, creo que aunque no colecháramos normalmente, sí lo haríamos en caso de viajes. Generalmente cambiamos el cochecito de bebé por nuestra mochila ergonómica y la teta (oh, la teta!) evita que tengamos que viajar con biberones, esterilizador, paquetes de leche de fórmula,...

¿Tenéis algún truco para solucionar la falta de espacio y el exceso de equipaje? ;)