miércoles, 26 de diciembre de 2012

Revuelto de recuerdos

Mi embarazo sigue avanzando y ya hemos llegado a la semana 32, y no sé si por mi próxima maternidad, desde hace unos días vienen a mi cabeza recuerdos bastante amargos de mi adolescencia relacionados con mi madre.
Me viene a la cabeza uno de sus cumpleaños en que la hicimos un regalo (bastante marujil, para qué negarlo) y se enfadó muchísimo con nosotros, pero creo recordar que en especial conmigo (tendría unos 15 años). También recuerdo malentendidos que surgían entre nosotras y que tenía completamente enterrados, y otras tantas imágenes que no veo sentido revivir.

Cuando mi madre estaba embarazada de mí, murió su madre. Nunca hasta ahora me había dado cuenta de que al propio dolor de perder a tu madre, hay que añadir que la pérdida se produzca en un momento como este que estoy viviendo. Quizá esto puede justificar que mi madre no siempre fuera la persona más feliz del mundo durante mi infancia o tuviera comportamientos que entonces normalizaba y ahora me parecen mucho más que extraños. Cierto es que no creo que fuera fácil convivir conmigo durante mi adolescencia, pero echando la vista atrás me da la sensación de que en algunos momentos no éramos más que dos "desequilibradas".
Por supuesto todo aquello pasó y ahora mantengo una relación de complicidad con mi madre que creo que es bastante buena y saludable (salvo excepciones), por lo que no entiendo qué hacen todos esos fantasmas del pasado aflorando de nuevo.

¿Os pasó/está pasando algo parecido? ¿ Encontráis alguna explicación?

viernes, 7 de diciembre de 2012

La gota de leche (editado)

El martes 4 de diciembre, a un día de cumplir la semana 29 de embarazo, llegué del trabajo y, antes de hacer la cena, me fui a poner el pijama. Como cada día al desvestirme, me miré: miré mi barriga, que cada día me parece más enorme con ese ombligo que lleva dos semanas más fuera que dentro, recorrí con un dedo la línea negra que divide mi barriga en dos, observé mis pezones, más oscuros de lo que nunca hubiera imaginado...  Mis pezones, que  me parece que tuvieran vida propia porque evolucionan a su ritmo y últimamente los noto muy diferentes, a veces duelen, y tienen pequeños relieves. Acerqué un dedo y, como cuando notas una zona en tu piel diferente, apreté con él suavemente y lo deslicé... y entonces apareció: ¡una gota! 

Alucinada, volví a apretar y la gota creció. Una gran gota amarilla en mi pezón derecho. A gritos, llamé a mi marido, por un lado  la necesidad de compartirlo todo con él, pero también porque ese color tan amarillo no era lo que yo esperaba, la verdad. A él le encantó aquello y se fue a por la cámara de fotos a fotografiar "nuestra primera gota". Me encanta que quiera captarlo todo y vivir cada cambio a mi lado y me hace valorar muchísimo a las futuras mamás que se enfrentan a la maternidad en solitario.

A mí la gota me removió. Primero, por el color tan amarillo (amarillo pus), muy lejano de la idílica imagen que tenía en mi cabeza de una gotita blanca saliendo del pezón de una madre. Más tarde descubrí que el calostro puede tener un color anaranjado o amarillo y que se empieza a producir ya durante la primera mitad del embarazo. Para muestra esta foto que he encontrado en la página de facebook Carlos González + Apego, a la izquierda calostro y a la derecha leche materna.

Imagen tomada de aquí 
Debo reconocer que me causó algo de rechazo e incluso le planteé a mi marido si seguía pareciéndole atractiva después de ver aquello y si seguiría queriéndose acostar conmigo (a lo mejor os parece un poco subido de tono este pensamiento para un blog, pero así me sentí), y me juró y me perjuró que estaba orgulloso de mí, de mi cuerpo y que incluso lo sentía algo suyo.

Además, la gota me hizo enfrentarme al calendario "coño, la niña ya está aquí", y es que 75 días para salir de cuentas no son nada. 

Desde ese día han cambiado mis sueños, tengo ganas necesidad de preparar mi casa, me he dado cuenta de que el embarazo pasa y me gustaría ser más consciente, parar el tiempo, disfrutar... Quizá busque alguna clase de yoga prenatal, pero mi horario complica mucho casi todo.

En fin, cuantos grandes cambios puede provocar una pequeña gota -amarilla-.