miércoles, 14 de agosto de 2013

Plaga de conjuntivitis en casa

Hoy me he despertado con escozor en los ojos, pero teniendo en cuenta que ayer fue mi primer día de trabajo tras el permiso de maternidad, lactancia y vacaciones le he echado la culpa al maldito ordenador. Cuando me estaba arreglando mi bebé se ha despertado y casi muero cuando le he visto esos ojillos casi sellados por legañas amarillas... ¡y yo me tenía que ir a trabajar! 

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Fuente: elembarazo.net
PD: En la página donde he escrito la entrada no os dejan comentar. Os pido mil perdones de antemano.

martes, 13 de agosto de 2013

Soy donante de leche materna

A partir de ahora mi leche además de hacer requetefeliz y engordar mi bebita va a ayudar a otras mamás y sobre todo a sus bebés, a quienes les haría daño otro tipo de alimentación distinta de la leche materna. Voy a ser "madre de leche" :)

Me ha sorprendido lo fácil que es hacerse donante de leche materna, al menos en el Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Decidí ser donante de la noche a la mañana. Me desperté como cualquier día de los que he compartido con mi hija al 100% y mientras desayunaba me conecté a Twitter y me encontré con esta noticia:
El Banco de Leche Materna del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid ha realizado este jueves un llamamiento para que las mujeres que puedan donar leche materna lo hagan, ante el aumento de nacimientos durante la época estival. (...) 
La jefa del servicio de Neonatología del Hospital 12 de Octubre, Carmen Pallás, ha explicado que para que una mujer pueda entrar en el proceso de donación de leche el centro hospitalario primero ha de asegurarse de que tenga "hábitos de vida saludable" -no fumar ni tomar alcohol- y hacerle un análisis de sangre.Una vez la mujer recibe el "título" de donante de leche materna, puede hacerlo desde su propia casa y después acudir al hospital con ella congelada. Allí, eliminan posibles virus y bacterias a través de un proceso de pasteurización. Pallás ha afirmado que los principales beneficios de la leche materna son que favorece "factores de crecimiento" y ayuda "a estimular el sistema de defensa del niño". Así, ha informado de que los niños prematuros "tienen una evolución más favorable" gracias al consumo de leche materna.
Cuando me acabé el colacao ya había decidido ser donante así que tras una ducha (aleluya! una ducha a una hora decente) cogí a mi bebita y nos fuimos al Hospital 12 de Octubre. No sé si lo conocéis, pero ese hospital parece como una pequeña ciudad (cuyos habitantes gozan de muy mala salud) ¡es enorme! No tenía ni idea de donde podría estar el Banco de Leche, pero mi intuición femenina me guió al edificio de maternidad y allí estaba.

Las personas que me atendieron fueron encantadoras. Tuve que rellenar una encuesta sobre salud y hábitos, un consentimiento informado para que mi leche se pueda utilizar para alimentar a bebés y otro para que una pequeña parte del volumen donado (menos de un 1%) se destine a investigación en el propio hospital y en la universidad de veterinaria.

Hecho el papeleo llegó el "momento pinchazo", me extrajeron sangre para analizarla y comprobar que no tenga sífilis, VIH y otras enfermedades malas malísimas y para terminar me entregaron el "kit de donante"

  • Botes para la recogida de leche materna y unas pegatinas para identificarlos
  • Bolsas para esterilización en el microondas 
  • Mascarilla y gorro
  • Una neverita
  • Un boli y una chapa :)

Recomiendan que incluyas la extracción dentro de tu rutina diaria, así que mientras papá baña a la niña aprovecharé para sacarme leche. Ayer empecé y saqué muy poquito: sólo 60 cl. Pero ¡qué 60 cl tan llenos de vida!

NOTA: Si te apetece ser donante puedes ir al Hospital 12 de octubre de lunes a viernes de 8 a 15 h sin cita previa. En menos de una hora te harán los análisis, rellenarás los papeles y te entregarán el kit de donante. A partir de entonces cuando tengas que entregar leche y recoger nuevo material puedes hacerlo en cualquier horario.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Accidentes domésticos

Hace unas semanas que soy un peligro para mí misma: me tropiezo, cojo los cuchillos y ¡uuuuuuy!, he roto un frasco de colonia en el baño (no andar descalzos en el baño, curiosa tarea...), se me ha estallado un bote de sal en la mano con corte incluido (ademas de los 7 años de mala suerte), me quemo al cocinar... Un riesgo para mi integridad se esconde tras el más inocente de los objetos.

Yo puedo ser atolondrada, descuidada y llena prisas, pero esto ya es demasiado. Creo que el problema es que intento estirar el tiempo como si fueran chicle y llegar a todo: cuidar a mi bebita como el tesoro que es, poner algo de orden en casa (al menos tirar los pañales sucios), hacer la compra, la comida, arreglarme adecentarme, pasear al perro,... Y vaya por delante que nadie me exige nada, simplemente paso muchas horas sola y siento que debo hacerlo. Porque me creo superwoman y porque yo lo valgo.

Ya he hablado de las exigencias a las que estamos sometidas las mujeres (aquí puedes leer la entrada). Quizá pienses que tú no, y no puedo más que darte la enhorabuena, pero déjame creer que es un problema generalizado y no soy la única pava que se siente así.

Cada uno de los roles de madre, amiga, hija, pareja, trabajadora,... hacen que otras personas esperen cosas de nosotras y lo que es peor, que nosotras sintamos que tenemos que hacer determinadas cosas y culpabilidad si no "cumplimos". Por ejemplo, yo creo que como mi marido madruga para ir al trabajo y yo me quedo en la cama (estoy con el permiso de maternidad), debo tener la comida hecha para cuando llegue. O siento que tengo que quedar con una amiga porque es muy buena, aunque a mi lo que me apetece es tirarme en el sofá con mi nena agarrada a la teta y mi marido al lado. 

En definitiva, creo que me accidento porque estas obligaciones autoimpuestas me hacen tener que exprimir mi tiempo al máximo y me encuentro haciendo la comida con mi hija en brazos ¿cómo no voy a romper el bote de sal? Y lo que más rabia me da es que tanta prisa a veces me impide disfrutar del momento.

¿Os ocurre también a vosotras? ¿Algún truco para ahuyentar exigencias?

lunes, 5 de agosto de 2013

El apoyo durante la lactancia #SMLM2013

Aunque nuestro mundo 2.0 esté lleno de mamás que apoyamos la lactancia materna, no es esta la actitud reinante en el día a día. Por eso quiero unirme la Semana Mundial de Lactancia Materna que organiza la WABA bajo el lema "Apoyo a las madres que amamantan: cercano, continuo y oportuno".



Las madres que amamantamos tenemos la suerte de que la lactancia materna cuenta con representación en las redes sociales, en grupos como los organizados por La Liga de la Leche, entre el personal sanitario... Pero ¿dónde está el apoyo CERCANO? Mientras no seamos más las mamás lactantes "convencidas" seguirá faltando ese hombro al que arrimarte cuando te asaltan las dudas o te pueden los comentarios de las personas a las que quieres. 

Ya conté aquí cómo fue nuestro comienzo de la lactancia. Afortunadamente es sabido por (casi) todo el mundo que lo mejor para los recién nacidos es la leche materna y en los inicios quizá era pesado escuchar otra vez a tu tía eso de que hay que ponerlos quince minutos en cada pecho o a tu suegra que si hay que dejar pasar al menos 2 horas entre toma y toma, pero al menos todos remábamos en la misma dirección: la teta es lo mejor.

Pasan los meses y pasan las grietas, los dolores, las dudas de los primeros días. Aprendemos a pasar olímpicamente de quien nos dice que quizá tu leche no le hace bien a tu hija y por eso vomita y de la amiga que nos sugiere que ante tu inminente vuelta al trabajo deberías introducir biberones. Porque a todo aprende una. Y por fin disfrutamos, esto de la lactancia va rodado. O casi.

Nuestro bebé cumple los 4 meses y el apoyo inicial comienza a esfumarse. Los pediatras comienzan a recomendar cereales porque va muy floja de peso, la suegra está deseando que su nieta tome biberones para que mamá no sea tan imprescindible, otras mamás preguntan si ya toma papilla de frutas,... Y yo me pregunto qué parte de la frase "lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses" no queda suficientemente clara, a unos y a otras.

Gracias a muchísimas madres que lo han peleado lo normal hoy en día en España es amamantar a los recién nacidos, o intentarlo al menos. Amamantar es algo que se aprende y cada vez hay más medios (aunque siguen sin ser suficientes) para conseguir ayuda si existen problemas al iniciar la lactancia. Pero tal y como muestran las estadísticas la lactancia se abandona enseguida y son muy pocos los bebés que cumplen los 6 meses y siguen siendo amamantados por sus madres. Y menos aún con lactancia materna exclusiva.

En nuestro caso, mantener la lactancia materna exclusiva está siendo fácil, muy fácil. Tenemos una gran red de apoyo: los abuelos maternos siempre tienen un aplauso de reconocimiento para mí como mamá lactante y unas bonitas palabras para su nieta y lo bien que se está criando a la teta (esté en el percentil que esté), el padre rema en la misma dirección, vivir en una gran ciudad hace posible conocer a otras mamás lactantes que ya pasaron por esto y el mundo de la blogosfera maternal verdaderamente te hace sentir acompañada.

Me doy cuenta de la ayuda y el soporte que me supone esa gran red de apoyo para seguir amamantando sin dudar de si podría hacer algo mejor por mi hija ¡aunque amigas o familiares me bombardeen con los malditos cereales! Por eso creo que el apoyo CERCANO, CONTINUO Y OPORTUNO a las madres que amamantan es fundamental, la leche materna debe ser el alimento principal de los bebés hasta al menos el año de edad y todos debemos acompañarlas en ese camino que a veces puede hacerse cuesta arriba.

miércoles, 10 de julio de 2013

Pérdidas de orina en el postparto

A través de Yoga para mamá he podido ver el vídeo de "Reebok Crossfit games" en el que se normalizan las pérdidas de orina en las deportistas a las que vemos limpiando el pis que se les ha escapado tras hacer un esfuerzo importante.


Aunque puede entenderse que Reebok normaliza la incontinencia urinaria de las deportistas en un intento de mantener a las atletas despreocupadas y entrenando, también nos hace un favor a todas las mujeres poniendo sobre la mesa esta patología "tabú" que en España afecta entorno al 15-20% de las mujeres.

El vídeo me ha recordado a todas esas personas (casi todas mujeres) que me recomiendan apuntarme a un gimnasio o hacer abdominales para fortalecer la tripa, obviando que la zona que más ha sufrido durante la gestación y el parto es el periné y que le hacemos un flaco favor practicando aerobic o haciendo abdominales tradicionales, al menos sin control. Quizá ellas viven estos escapes con resignación ¡o incluso con humor, como en el vídeo!

Pero digan lo que digan nuestras madres (hija, los partos se notan), nuestras abuelas (los años, cielo, los años) o lo que callan nuestras amigas (curiosamente ahí el tema ni se toca), las pérdidas de orina no son normales ni durante el ejercicio, ni tras cumplir los 65 años, ni tras haber tenido hijos. 

Soy muy sensible con este tema porque lo he vivido, aunque afortunadamente sólo durante unos días. Cuando llegué a casa tras dar a luz a mi hija y estando inmersa en el revuelo hormonal del postparto fui a lavar a mi hija y al doblarme se me escapó todo el pis que tenía en la vejigaDurante las primeras semanas mi vida estuvo bastante limitada por este aspecto hasta el punto de no poder coger a mi hija y agacharme a recoger algo del suelo sin que notara el chorro de orina escapándose, me hacía pis al estornudar o al reír, por las noches me levantaba varias veces al baño,... Tuve la "suerte" de estar manchando durante 6 semanas, lo que me obligaba a llevar permanentemente una compresa postparto que me hacía el favor de recoger estos escapes, ¡no sé cómo me hubiera sentido en caso de tener que comprar compresas para pérdidas a lo Concha Velasco! Muchas veces me planteaba que cada pérdida de orina me hacía rozar la depresión postparto, era sorprendente lo que me afectaba el tema.

Tuve la suerte de encontrar a María Dolores Teruel y apuntarme a uno de sus talleres de cuidados del suelo pélvico y gimnasia abdominal hipopresiva en el que varias mamás aprendimos a trabajar el periné con ejercicios más completos que los archiconocidos Kegel (dentro de los que destacan los hipopresivos) y poco a poco fui ganando tono muscularLo ideal sería encontrar unos minutos cada día para practicar y aunque no he sido muy constante (excepto durante las semanas que duró el taller) he notado muchísimos avances, además de fortalecer la barriga fofilla postparto sin lesiones. 
      
Aunque la incontinencia urinaria afecta a muchísimas mujeres son pocas las que recurren a un experto, ¿sabías que no es algo con lo que debamos vivir? La incontinencia siempre tiene arreglo y sólo en pocos casos es necesario recurrir a cirugía.
 

martes, 9 de julio de 2013

Viajar en avión con un bebé

El terror que inspira volar con un bebé es completamente infundado. Cuando nos planteamos viajar a EEUU con nuestra hija de apenas 14 semanas no nos podíamos imaginar que sería más sencillo volar a 5.000 km de distancia con un bebé que llegar en coche a un centro comercial a las afueras de la ciudad. Eso sí, hay que tener unas cuantas cosas organizadas.

Documentación:
Para comprar el billete de nuestra hija necesitábamos su número de pasaporte (si viajas por Europa bastará con el DNI). Para ello hay que solicitar el certificado de empadronamiento y el certificado de nacimiento literal. También es necesario aportar una fotografía tipo carné en la que se le vea con los ojitos abiertos (¡esto es lo que más nos costó conseguir!). Con esos documentos nos hicieron tanto el pasaporte como el DNI en el acto, tras pedir cita previa.

Asiento:
Los bebés de menos de 2 años pueden viajar en el regazo de un adulto aunque no por ello te ahorras completamente el precio del viaje, suele costar entorno a un 10% de la tarifa completa. También pueden tener su propio asiento en el que colocaremos la silla de seguridad del coche (maxi cosi).
Si el viaje es largo (como a EEUU) y el bebé viaja en brazos es importante que hagas el check-in con antelación para poder conseguir un asiento de primera fila, de esos que delante tienen pared y no otro asiento, porque de esa pared se puede colgar una cuna.

Equipaje:
Es fundamental ir poco cargados (puedes consultar algunas ideas para viajar con bebés sin demasiados trastos). Nunca he volado con cochecito, lo dejo en casa para evitar golpes y disgustos  (a una amiga mía la rompieron el Bugaboo). Generalmente vamos al aeropuerto desde nuestra casa en transporte público y movernos sin cochecito nos facilita muchísimo la vida. En nuestro destino alquilamos una sillita de paseo (y una hamaca o lo que creamos que nos va a hacer falta) que nos espera en el aeropuerto o directamente en el alojamiento.

Portabebés y cochecitos:
Mi experiencia de viajar con nuestra bebé en su mochila y alquilar la sillita de paseo en el destino es estupenda, pero si decides llevar tu propio cochecito no hay problema: se permite llevar un cochecito o sillita de paseo totalmente plegable para niño sin coste adicional. 
Aún así, si tienes un portabebés no lo dejes en casa porque puede ser útil para cargar con el bebé cuando guarden la sillita o si tu hijo no se calma en el avión (todos conocemos el efecto casi narcótico que tiene el porteo para nuestros hijos). 
Si viajas sola con tu hijo, el portabebés pasa de ser recomendable a absolutamente necesario (entre otras cosas para poder ir al baño sin dejarlo solo). 

Oídos:
Todos tenemos miedo de que el oído del bebé sufra a causa de la variación de la presión. Los cambios de presión en el avión son tan limitados que el niño es perfectamente capaz de compensarlos, aunque todos hemos tenido dolor o molestias alguna vez en el aterrizaje o despegue. 
Para evitarlo, al aterrizar o despegar (o siempre que nosotros notemos molestias) hay que hacer que los bebés succionen con el chupete, poniéndolos al pecho, dándoles un biberón o incluso metiéndoles el dedo en la boca. También podemos hacerles comer o chupar algo que les guste (un gajo de naranja, por ejemplo).
Mi bebé toma pecho exclusivamente y no conoce el chupete. Intento que no mame desde que llega al aeropuerto (no siempre lo he conseguido porque ¡no vamos a dejarla llorar a estas alturas!) y nada más subirnos la pongo al pecho. Alguna vez ha sido imposible hacerla mamar y lo intentamos arreglar con el dedito. Otras veces no ha querido tampoco el dedo y no ha pasado nada.

Equipaje de mano:
No podemos olvidar meter unos cuantos pañales y toallitas para cambiarles. Merece la pena cambiar el pañal antes de subir al avión porque en los baños del aeropuerto suele haber cambiadores amplios y cómodos. Una vez en el avión lo más sencillo será cambiarles en nuestro asiento (sí, haciendo malabares) porque los baños de los aviones son pequeños e incómodos. 
En cuanto a la comida y bebida del bebé se permite volar con líquidos que deban ser utilizados durante el viaje bien por necesidades médicas o por necesidad de dietas especiales, incluyendo la comida de los niños (puedes comprobarlo aquí). Según la compañía puede ser que se permita llevar un bolso adicional al equipaje de mano para llevar las cosas del bebé (Iberia lo permite, Ryanair no).
Como mamá lactante, no puedo dejar de recordar que si tú también das el pecho no olvides comprar antes de subir al avión una botella de agua. La hidratación es fundamental y la sed puede amargarte el viaje. Llevar la bebida desde casa no es una opción debido a las restricciones sobre volar con líquidos en el equipaje de mano.

Nuestra experiencia es tan positiva que cuando cumplió 18 semanas volví a animarme a subir a un avión con mi hija, aunque esta vez sola con ella y a un destino mucho más próximo. 

Y a ti, ¿te intimidan los viajes en avión con tu bebé? 

jueves, 27 de junio de 2013

Una mañana con MAMIfit y cReCeR jUnToS cOn ArTe

Hemos pasado una mañana estupenda en el Retiro con Raquel y Valentina, las caras de MAMIfitMadrid y cReCeR jUnToS cOn ArTe respectivamente. Y es que estas dos mujeres han tenido una idea fantástica, una actividad para mamás con bebés a la que no pienso faltar: 45 minutos de gimnasia al aire libre con nuestros bebés y para terminar un ratito compartiendo nuestras preocupaciones como madres con Valentina. 

A las 12 en punto varias mamás estábamos preparadas en el Retiro con toalla, botella de agua y ¡cómo no! nuestros hijos. Hemos buscado un rincón de sombra donde Raquel ha extendido una gran manta sobre la que hemos tumbado a nuestros bebés, ¡qué gracia se hacían unos a otros!. Allí sobre el césped y aprovechando el fresquito mañanero del Retiro hemos aprendido a hacer abdominales hipopresivas (lo mejorcito para la recuperación del suelo pélvico y poner la tripita dura), hemos hecho unas sentadillas, flexiones, estiramientos... ¡vaya, que mañana amaneceremos con agujetas!


Me encanta la idea de ponernos en movimiento de manera respetuosa con la maternidad, sin organizar las tomas desde por la mañana para poder faltar dos horas y entendiendo que separarnos de nuestros hijos no siempre es desconectar. Mientras me estiro, siento que me reconcilio con esa tripa pellejil que me ha dejado el embarazo y estar al aire libre y pisar la hierba levanta el ánimo a cualquiera y eso mi hija lo nota y lo disfruta porque lo está viviendo conmigo. 

En la misma actividad se cuida mucho el bienestar emocional de la mamá, y ahí entra en juego Valentina y su dulzura infinita. Mientras algunas aprovechábamos para dar el pecho a los bebés, hemos estado planteando las dudas y los conflictos que despierta la maternidad como los celos entre hermanos, las rabietas, la incorporación a la guardería, la temida mamitis,... y todo en un ambiente de confianza entre mamás.

Las clases tienen un precio de 10€ y son los jueves en la Puerta de la Reina Mercedes del Retiro, situada frente a la Calle Ibiza.

Sólo una advertencia: ¡Cuidado, esto engancha!

martes, 25 de junio de 2013

Conciliación en la Administración

Me falta un mes y medio para volver al trabajo después de 5 meses y medio de dedicación exclusiva a mi bebita. Mi trabajo tiene horario partido (de 9 a 14,30 y de 16,30 a 19,30) salvo los viernes, y no lo veo compatible con mi labor de madre. Por eso, he pedido renunciar a un complemento que cobro por hacer tardes (el 25% de mi sueldo) por hacer una jornada de 8 a 15,30 h.

En resumidas cuentas: se ahorran un 25% de mi sueldo y yo me ahorro 30 minutos de trabajo. Cualquier jefe estaría encantado, ¿no crees? cualquiera menos el mío (¡claro, trabajo para la Administración!).

Mi jefe está ahora mismo planteándose si cambiarme por una persona con más disponibilidad y mandarme a otro puesto de menor categoría, o quedarse con mi chollazo. Lleva exactamente 15 días dándole vueltas porque, según me ha dicho "le he puesto en un compromiso".

Me sorprende muchísimo este compromiso en el que se encuentra mi jefe: en mi equipo hay personas que llegan a trabajar a las 10 u 11 de la mañana pero eso a él no le supone ningún problema. Curioso que en mi "empresa" se prefiera a un empleado disponible a partir de las 16,00 h, que a un empleado madrugador.

Recuerdo que embarazada de 36 semanas estuve trabajando muy duro y hasta muy tarde, hasta el punto de sentir que estaba entrando en una depresión pre-parto (os lo contaba aquí). Y recuerdo también como otras mamás me decían que priorizase, que algún día me arrepentiría y que nadie se iba a acordar de ese esfuerzo que yo estaba haciendo ¡y vaya si tenían razón!

Pero lejos de afectarme esta situación, estoy tranquila. Ser madre me ha removido hasta los cimientos, y la treintañera laboralmente ambiciosa que era hace unos meses se ha convertido en una persona con menos necesidad de palmaditas en el hombro, ¡y con mucha facilidad para mandar a tomar por saco al primero que me quiera amargar la vida!

miércoles, 19 de junio de 2013

Delantales para lactancia

Creo que todas estamos de acuerdo en que no nos gustan las miradas indiscretas cuando damos el pecho. Algunas, entre las que me incluyo, nos sentimos más cómodas evitando llamar la atención e intentamos que la teta no quede expuesta más allá del acto de enganche y desenganche del bebé.

Para sorpresa de muchas de las personas que me conocen, yo no necesito sentarme en la última esquina de una cafetería, me basta con no ponerme a la entrada o en un ventanal. Incluso me molestan las invitaciones de mi madre a dar la vuelta a la silla, ponerme de espaldas o cubrirme con su chaqueta, pañuelo o con cualquier cosa que pille por delante. Ni mucho menos necesito un delantal de lactancia.

Tengo la sensación de que estos delantales se han inventado para que el de enfrente se sienta cómodo y sinceramente, cuando doy el pecho a mi hija el de enfrente me importa un pimiento. Además en estos 4 meses de lactancia (nacional e internacional) las miradas incómodas han sido verdaderamente una excepción así que, ¿por qué cargar con más chismes? Pañales, toallitas, monedero, móvil, y el delantal, que no se me olvide... Además de que flaco favor hacemos a la sociedad actuando con tanta discreción que la gente pueda pasar por nuestro lado sin darse cuenta de que estamos dando el pecho. Así nunca se normalizará un acto que no puede ser relegado exclusivamente al ámbito privado (porque el bebé no entiende de horarios ni rutinas). 
Imagen de Bebesentidos
He leído por ahí que son chismes sin sentido, que son un invento de las tiendas para que si no compras biberones y leche en polvo, al menos te lleves tu delantal y tu sacaleches. Sin embargo yo conozco a dos mujeres que han utilizado delantales de lactancia y curiosamente tengo la sensación de que son mujeres a quienes la maternidad ha despertado una imperiosa necesidad de entrega a su bebé pero que simultáneamente quieren cumplir con todo lo que se espera de ellas. Son mujeres a quienes la maternidad ha revolucionado pero no quieren que eso trascienda a su ámbito social o laboral. 

Eso me ha llevado a pensar que quizá la mujer que opta por utilizar un delantal se sentiría tan vulnerable dando el pecho públicamente que esa tela está protegiendo su lactancia. El delantal es algo así como un escudo frente a las miradas indiscretas, pero sobre todo frente a las opiniones ajenas. 

Y tú, ¿utilizarías un delantal de lactancia?, ¿les encuentras sentido?

jueves, 13 de junio de 2013

Eligiendo mochila portabebés: mi Emeibaby

Poco después de escribir esta entrada y ver lo mucho que estábamos disfrutando con nuestro fular elástico y que lo del porteo iba con nosotros, decidí regalarme una mochila ergonómica buscando fundamentalmente una mayor rapidez en el quita y pon, y es que ésta es la mayor ventaja de las mochilas frente a los fulares.


El éxito de un portabebés es que se ajuste a tu día a día. Lo que es perfecto para mí, puede no serlo para ti, por eso es importante reflexionar nuestras necesidades y el uso que le vamos a dar. Para mí era importante encontrar una mochila que, además de ser ergonómica, cumpliera con las siguientes condiciones:
  • Que abrocharla/desabrocharla fuera rápido y sencillo. En septiembre llevaré a mi hija a la guardería con la mochila, y ya sabemos que por las mañanas no hay tiempo que perder. 
  • Que la pudiéramos utilizar indistintamente varias personas, mis padres, mi marido y yo. 
  • Que tuviera una "vida larga", mi bebé solo tenía 2 meses y ya era nuestro segundo portabebés. La idea de invertir en otra mochila en unos meses me ponía los pelos de punta) y además tenemos pensado portear hasta que mi hija quiera.
  • Muy cómoda para largas horas de porteo, porque nos encanta pasear y alejarnos tanto de casa como nos permitan nuestras piernas... no queríamos que la mochila fuera un impedimento. 

Otros factores, como que fuera fresquita y que se pudiera poner a la cadera, para mí no eran tan importantes (voy a portear en verano y en invierno). Tampoco me importaba invertir algo más de dinero si la mochila cumplía con todas mis expectativas.

Una vez tengamos claro qué queremos, es importante contar con el asesoramiento de alguien que nos escuche. Yo llamé a mi consejera de porteo favorita, Eva, quien me recomendó una Emeibaby por las siguientes razones:
  • Facilidad en el quita y pon. El primer día que usé mi mochila ajusté la tela de fular a mi bebé (para ello basta con "tirar" de la tela para que pase a través de la anilla). Me ajusté la mochila a mí misma y a partir de entonces con dos clicks la tengo puesta.
  • Invertir en una Emeibaby me garantizaba que no necesitaría otro portabebés más adelante. La tela de fular hace que pueda utilizarse desde el nacimiento hasta los 15 kilos, pocas mochilas son "perfectas" durante todo el porteo.
  • Es adaptable a porteadores grandes y chiquitos. La Emeibaby nos queda bien a todos, a los abuelos de mi hija, a su padre, a los tíos... hasta a mí, que otras mochilas puestas al mínimo me quedan grandes.Además la banda de la cintura tiene una forma ligeramente "cónica" que se ajusta a la cintura femenina como un guante.
¡Me encantan los hombres que portean! Éste especialmente :)
Hoy mi bebé cumple 16 semanas, y las últimas 8 se las ha pasado subida a su Emeibaby... ¡y tan feliz! La mochila ha cumplido sobradamente mis expectativas y las de varias mamás del grupo postparto al que he estado asistiendo, pues viendo la tranquilidad de mi hija en su mochila, son muchas las que me piden que se la preste un ratito para ver si ellas y sus bebés también se encuentran cómodos.

¿Tenéis una mochila ergonómica?, ¿cómo la elegisteis?

martes, 11 de junio de 2013

Rutinas para el bebé

Todas hemos oído hablar de las rutinas en la vida de los bebés. En preparación al parto no se cansan de repetirnos la fórmula de "baño+masaje+teta" para ir preparándoles para el sueño.

¿Por qué no lo aplicaba? 

  • No soy muy fan de ninguna rutina. Soy ordenada, pero me gusta tener flexibilidad en mi vida. 
  • No veo necesidad de baño diario de los bebés (¡ojo! esta máxima no es aplicable a los padres). Considero más importante lavarles el culete con agua varias veces al día y reducir el uso de toallitas.
  • En un curso de masajes nos contaron que la mejor hora para dar un masaje es por la mañana, pues los masajes, lejos de relajar al bebé, lo estimulan.
Me he dado cuenta de que no tener una hora límite a la que obligarnos a estar en casa no nos facilita la vida: los abuelos nos visitan a las 9 de la noche, vienen amigos y no se van, salimos a dar un paseo y volvemos tarde, nos dan las tantas con la niña sin pijama... Y cada madrugada acabo enganchada a twitter haciendo tiempo para que se duerma y protestando de los horarios de mi hija. Aunque la veo feliz y descansada, en dos meses tengo que volver al trabajo y me relajaría saber que voy a poder descansar por las noches. Pero si nadie la enseña, ¿cómo va a dormirse pronto?
Imagen de Bebés y más
Así que por mi propio bien y aunque nunca lo hubiera pensado, he instaurado la rutina para padres (porque sigo creyendo que es por mi bien y no por el suyo) de "baño+masaje+teta", que comienza a las 20.30 de la noche (me valen las 21.00h).

Nuestro primer día y aunque no confiaba demasiado, ha sido un éxito: han venido mis suegros a visitarnos y se han marchado pronto porque les hemos dicho que íbamos a bañar a la niña. Tras el masajito, hemos estado 45 minutos a la teta y otros 20 acompañándola en la cama, para que cayera profundamente dormida. ¡Es la 1 de la mañana y lleva 4 horas dormidita! Y yo que creía que sin que yo estuviera en la cama ella no dormía...

viernes, 24 de mayo de 2013

Shhhh... alguien está viniendo al mundo

Esta semana se celebra la Semana Mundial del Parto Respetado 2013.
La imagen que han elegido y el lema "Por favor, no molestar: Estamos de parto" recuerda a aquellos carteles que todos hemos colgado alguna vez en la puerta de nuestra habitación del hotel cuando, agotados, nos vamos a la cama tras una noche de farra. Y generalmente se nos respeta, ningún trabajador del hotel entra a limpiar la habitación por tu bien,o a subirte el desayuno porque necesitas comer. Por supuesto que el parto es un proceso más serio que el descanso tras una noche de juerga, por ello debería ser aún más respetado. Y generalmente las muestras de respeto son silenciosas.

Tuve a mi hija en un hospital IHAN, con protocolo de parto humanizado. Tuvimos walking epidural, balón de pilates, piel con piel y una hora de paciencia por parte del ginecólogo antes de hacerme una episiotomía porque mi hija no salía (¿quizá cambiando la postura?).

Echo la vista atrás y no sé si fue un parto respetado pero sí fue disfrutado a ratos entre risas y a ratos en silencio y penumbra cuando la cosa se empezó a poner dura. Hasta que llegamos al paritorio, con mi hija asomando y escondiendo los pelitos de la cabeza una y otra vez. Las contracciones eran muy intensas, tanto que juro que tenía visiones: imaginaba que con cada contracción tenía que recorrer una calle, y al fondo había una tienda con un cartel rojo (una tienda de chorizos, pensaba yo) a la que tenía que llegar. Empujaba, empujaba y nunca llegaba. Ahora imagíname recorriendo mentalmente la calle de la tienda de chorizos y un ginecólogo que, con cada contracción, apretaba con su mano mi vientre mientras me contaba chistes o me hacía gracietas como -Qué fácil fue meterlo y qué duro sacarlo, ¿eh?-. Sé que lo hacía por quitar hierro al asunto y me consta que con su mejor intención a la vista de lo bien que se portó antes y después. Pero un gesto tan sencillo como mantener un ambiente calmado y relativamente silencioso, como hacían sus compañeros, me hubiera permitido vivir aquella experiencia como me pedía mi cuerpo, dedicada a él.

Sería maravilloso llenar los hospitales de carteles como estos. Shhhh... alguien está viniendo al mundo.

Menstruación en la lactancia

Tres meses me ha dado de tregua la menstruación tras el parto: el mismo día en que mi bebé cumplió los tres meses me encontré con las bragas teñidas de rojo. 

Que haya pillado por sorpresa se debe a que no me ha dado la gana leer las señales: flujo tipoclaradehuevo durante unos días que luego desaparece, ánimo por los suelos de la noche a la mañana, cansancio infinito,... Casualidad o no, más o menos en las mismas fechas el pelo empezó a caérseme a matojos.

Había leído que la lactancia materna a demanda retrasa la aparición de la regla, pues las hormonas que "dan orden" de generar la leche, también inhiben la ovulación. Es un mecanismo natural para evitar un embarazo cuando estamos tan entregadas a un bebé. De hecho existe un método anticonceptivo, el método MELA, basado en estos principios. No confiaba en el método MELA como método anticonceptivo (menos mal!) peroesperaba librarme de la regla durante una temporada. Teta, colecho y porteo a todas horas... En qué momento mi cuerpo ha pensado que mi hija está lista para compartirme con un hermanito? 

Como decía anteriormente, la regla ha llegado con todo su bombazo hormonal (y desplegando artillería pesada). Aún tengo muy vivo el recuerdo de la tristeza postparto y esto no es tan diferente. Pero a la tristeza o melancolía puramente hormonal hay que añadir cierta decepción porque no comprendo a mi cuerpo, no entiendo que para él haya terminado la etapa del embarazo/parto/puerperio cuando yo aún me siento casi recién parida. Incluso me desconciertan los "dolores de regla" porque ahora mismo no los identifico con la menstruación, sino con los loquios del comienzo de la lactancia. 

Y para rematar el asunto, ya conté que hacía años que había dejado de usar compresas y tampones gracias a la copa menstrual, con la que estaba encantada. Pues tras el embarazo y el parto, aunque me la he puesto, noto la vagina muy sensible y no estoy cómoda (al menos no se cae, que era uno de mis miedos). 

En fin, como a todo hay que buscarle su lado bueno, las mamás más veteranas me han dicho que la regla también marca el comienzo de "la vuelta a la normalidad". La que no se consuela es porque no quiere...

miércoles, 22 de mayo de 2013

¿Nos gusta regañar?

Hace ya muchos años que decidimos adoptar un perro en El Refugio. Nuestro perro había dejado atrás su etapa de cachorro hacía ya mucho tiempo y llegó con su particular historia. Ha sido un animal fácil para muchas cosas: es obediente, le gusta aprender a responder nuevas órdenes, nunca se escapa,... pero para otras muchas ha sido complicado.

Sin embargo para nosotros lo más complicado de la vida con perro han sido las regañinas. La primera vino porque mi perro ladró a un niño que se acercó a tocarlo a la velocidad del rayo y gritando. Pero también hubo otra cuando se pasó una tarde ladrando porque la casa de al lado estaba de obras y los obreros no hacían más que entrar y salir (casualmente la reprimenda venía de la misma vecina que hacía las obras). Hace poco paseando por el parque se le soltó el collar y le dejé correr suelto detrás de mí y también me regañaron. Y el día que me pilló una vecina tirándole una pelota a las 7:15 de la mañana en un parque desierto (donde es verdad que pone "PERROS NO"). Supongo que la vecina iba a sacudir sus sábanas y decidió que yo era un buen blanco de tiro de todo su mal humor mañanero, sobre todo si un cartel como ese la respaldaba.

Estoy completamente de acuerdo en que si los que vivimos con animales queremos ser tratados correctamente nuestros animales deben estar educados, además de vacunados. Por la historia que nuestro perro traía consigo estuvimos un año trabajando con él con la ayuda de una entrenadora de EDUCAN. Nos fue de maravilla y fue un dinero muy bien invertido. Pero no por compartir mi vida con mi perro voy a aguantar tonterías.  

Somos muchos los que a veces vamos malhumorados por la vida (podría hablar en tercera persona, pero a mí también me pasa). Las prisas, los madrugones, las "apreturas" en el metro... Y es reconfortante desfogarte con alguien y los dueños de perros somos un blanco muy fácil (aunque recojamos las cacas) porque son muchas las veces en las que un perro pasa "demasiado" cerca de alguien y le molesta, o ladra, o suelta pelos. 

Sin embargo hoy he tenido una experiencia gratificante. Estaba paseando con mi bebé metidita en su mochila cuando mi perro se ha hecho caca y me he agachado a recogerla. Pasaba por allí otra mamá y me lo ha agradecido con estas palabras: "Es increíble que aún yendo con la nena, te agaches a recoger la caca para que no la pisemos. Gracias".

Y entonces, como antes que madre he sido tía (y canguro), he empezado a darle vueltas a todas las veces que he regañado a estos niños por mojarse, gritar, no acudir a la llamada, jugar en la mesa,... Me preguntaba si yo, que tanto protesto de que me regañen personas malhumoradas y estresadas, no he actuado de la misma manera en multitud de ocasiones y ya de paso "me desahogo un poco" (aunque no creo que este pensamiento sea consciente). 

Esta mamá me ha dado una buena lección de lo que significa "educar en positivo".

viernes, 17 de mayo de 2013

Peleas postparto

Cuando mi marido y yo empezamos a vivir juntos hace 7 años había broncas cada dos por tres. Eran peleas de convivencia, que no ponían en riesgo la estabilidad de la pareja, pero sí levantaban mucho dolor de cabeza. La peleona de la casa soy yo, me enfadaba que él es "muy bien mandao", pero yo quería que se le ocurriera poner la lavadora, cambiar las sábanas o pasar la fregona sin que yo se lo pidiera.

Años después la temática de las discusiones cambió y como no nos caracterizamos por nuestra originalidad, pasaron a tratar sobre mi suegrísima. Aquellas peleas sí que podrían haber puesto en riesgo nuestra pareja, pero también las superamos.

Pasada aquello y después de la boda (que también tensó la cuerda), podemos decir que hemos pasado un año y pico con una estabilidad asombrosa: pocos malentendidos, menos peleas, riñas,... Ni las hormonas del embarazo podían con nosotros!

Nació nuestra hija, y aunque las primeras semanas parecía que nos íbamos a librar de los "temblores" que provoca la llegada de un bebé en la relación, poco a poco han vuelto a aparecer algunos reproches entre nosotros. Casi siempre después de un episodio llanto de nuestra bebé. Casi siempre cuando uno de los dos pasa solo con la niña estos episodios. Y por tanto, casi siempre soy yo quien provoca la discusión (porque se pueden contar con los dedos de una mano las veces que me separo de la niña). Me ponen enferma los días que él se va a hacer deporte después del trabajo, llega a casa no antes de las 9 de la noche y no saco tiempo para hacer mis ejercicios de recuperación del suelo pélvico (¡me enfado tanto que llego a decirle que con el siguiente parto a la vez que me hagan la episiotomía voy a pedir que le corten la cola y así nos recuperamos juntos!).

Sin embargo ayer fue él quien estalló. Vinieron mis tíos a pasar el fin de semana a casa de mis padres y me acerqué a saludarles. Vivimos a escasos 3 minutos, así que viendo que me entretenía con mis tíos, llamé a mi marido desde allí para preguntarle cómo estaba la niña. Me dijo que bien y seguí un ratito hablando. Una hora y media después volví a casa y me recibió una fiera echándome en cara que me estaba esperando desde hacía media hora, que la niña estaba protestando y sólo se calmaba con paseítos y el chorro del agua, que le dolía la espalda,... Bueno, en resumidas cuentas estaba saturado de protestas del bebé.

Me habían contado que tras en nacimiento de un bebé la pareja atravesaba una crisis. Yo no creo que nosotros estemos pasando por una crisis, estamos conociéndonos en esta nueva faceta y supongo que necesitamos llegar a un nuevo equilibrio, ¡solo espero que llegue pronto!

jueves, 16 de mayo de 2013

Mamá es mamá

Hace dos semanas comentaba con mi madre que no creía que mi bebé de 2 meses me distinguiera demasiado del resto de las personas. Sí, me regaló su primera sonrisa dirigida, pero no notaba grandes diferencias más allá de eso (salvo el tema "tetil", que donde esté su teta, que se quite el resto del mundo).

Hemos pasado unos días en casa de mis suegros y día tras día, para mi sorpresa, ha ido dejando claro que sabe quienes son sus padres. Por la mañana mi hija es toda sonrisas, pero al llegar la tarde comienza a estar cansada y se queja de todo: tengo hambre, tengo sueño, tengo mimo, lo tengo todo,... A veces coge un berrinche tan gordo que no la deja comer ni dormir y ya la hemos liado. Cuando entra en ese bucle, su padre o yo la abrazamos y le cantamos suave al oído. También valdría decirle cosas bonitas, pero no es fácil mantener la calma con un bebé gritando en tu oído y tirándote del pelo, me resulta más sencillo concentrarme en la canción. Hasta ahora pensábamos que se calmaba mejor con nosotros porque nadie como papá y mamá conocen el "truco" de abrazarla y cantar. Creíamos que era una cuestión de que estaba más acostumbrada a nuestros brazos o nuestras nanas. Pero nidecoña.

Estos días ha demostrado que cuando tiene berrinche quiere que papá, o mejor aún, mamá, la calme. Con los abuelos no hace sino gritar más (aunque es verdad que los abuelos tienen aún "poca mano" con bebés). Y no sólo durante el berrinche, después de la tormenta, ayer la tenía tumbada sobre mis piernas, riéndose y tranquila, y fue cogerla su abuela y romper a llorar. Y esto ha ocurrido después de llevar 5 días con ellos.

La verdad es que cuando estamos con mis suegros "echo de menos" a mi bebé. Duerme conmigo y menos mal que tenemos la teta, pero siento que no tenemos tiempo para nosotras (no sé si será que tengo celos, o que les tengo manía, pero no me gusta que su abuela se la lleve de paseo o a dormir la siesta). Así que debo reconocer que estoy encantada con esta mamitis prematura que le ha entrado, aunque me parece peligrosa porque ya hemos empezado a oír los comentarios acerca de si la tengo muy "malcriada".

¿Sabéis a qué edad empiezan a extrañar los niños? ¿No os parece pronto que lo haga a las 12 semanas?

lunes, 29 de abril de 2013

¿Cómo convertir un Ford Fiesta en un coche familiar?

Esta semana Madresfera nos propone hablar de los viajes con nuestros hijos. Entre todos los post se sorteará una silla Assure grupo 2-3 de Graco Baby España, que nos vendría fenomenal para cuando nuestra bebé sea un poco menos bebé.

En nuestro caso, a todos los problemas típicos de viajar con niños a nosotros se nos suma que tenemos perro. El perro viaja en el maletero, así que cuando en nuestro nido sólo éramos 3 (mi marido, nuestro perro y yo), utilizábamos los asientos traseros de maletero. Ahora la bebé y yo viajamos detrás. ¡Horror! ¿Dónde ponemos las maletas? 

La solución más obvia sería cambiar de coche, pero ni nuestros ahorros están para tirar cohetes, ni tenemos ganas de más líos, que tenemos el coche pagado, tiene 5 puertas (esto sí que sí, fundamental) y va estupendamente.
Dicho esto, ¿cómo convertimos nuestro Ford Fiesta en un coche familiar? Nosotros hemos encontrado 3 soluciones:

1- El cofre de techo:
Seguro que en los atascos habéis visto coches que llevan sobre la vaca una "caja" negra. Estos cofres tienen una gran capacidad, fácilmente entra una maleta grande y una mediana, así que nos permiten disponer de "otro maletero". Son fáciles y rápidos de colocar siempre que se deje la baca del coche puesta.
Los hay rígidos y flexibles. Los primeros se guardan sin plegar, con lo cual más te vale que el tamaño que le falta a tu coche lo tenga tu casa. Nosotros hemos comprado uno flexible que se pliega y lo guardamos en el altillo de un armario.

2- Enviar las maletas en autobús:
Las compañías de autobuses que hacen viajes regulares (como Alsa, por ejemplo) ofrecen servicio de transporte de equipajes con precios mucho más económicos que las compañías especializadas en envíos de paquetes. Basta con hacer las maletas un par de días antes de salir de viaje, que nunca viene mal para evitar los agobios de última hora.

3- Alquiler de productos de bebés en el destino:
Cada vez son más las empresas especializadas en alquilar sillas de paseo, tronas, bañeras, cuna, sillas de seguridad,... en los destinos turísticos. Nosotros tenemos familia fuera de España y esta solución es fundamental cuando vamos a visitarlos, pues sale muchísimo más económico alquilar durante unos días cualquiera de estos "chismes" que facturarlo en avión. Nosotros viajamos con nuestra mochila ergonómica, que además nos resulta más cómoda para llegar al aeropuerto, y alquilaremos el cochecito de bebé y la silla de seguridad para el coche en nuestro destino.

Pese a que con estas soluciones conseguimos viajar con todo lo que necesitamos, a veces me encuentro empaquetando también todo lo que pudiéramos necesitar en caso de catástrofe natural, nuclear, terremotos,... Y creo que esto nos ocurre a la mayoría. La dificultad no radica ya en transportarlo, sino en que al final de las vacaciones necesitas otros 3 días para colocar todo aquello que te llevaste y que vuelve sin usar. Por eso, cuando preparamos el equipaje intentamos no quitarnos de la cabeza la idea de optimizar, optimizar y optimizar. Gracias al colecho evitamos viajar con cuna de viaje y lavar sus sabanas, creo que aunque no colecháramos normalmente, sí lo haríamos en caso de viajes. Generalmente cambiamos el cochecito de bebé por nuestra mochila ergonómica y la teta (oh, la teta!) evita que tengamos que viajar con biberones, esterilizador, paquetes de leche de fórmula,...

¿Tenéis algún truco para solucionar la falta de espacio y el exceso de equipaje? ;)

sábado, 27 de abril de 2013

Comenzando la lactancia

Siempre tuve claro que daría el pecho a mis hijos pero, cuando me fui acercando a la maternidad a través de amigas, familiares o bloggers, me di cuenta de que aquello no era tan fácil, y los primeros días de lactancia podrían venir acompañados de dolor, grietas, dudas, ... Así que preparé mi bolsa del hospital sin olvidar meter el Purelán. Las esperé, pero las grietas, las dudas y los dolores nunca llegaron.

La lactancia en nuestro caso ha sido coser y cantar. Fácil, bonita, íntima,... y sí, hay algo de suerte en ello, pero echando la vista atrás creo que hay algunos aspectos que nos han ayudado a mi hija y a mi en este camino:

1- El contacto "piel con piel" precoz
En el hospital donde di a luz se practica y respeta el "piel con piel": cuando el bebé nace pasa 2 horas en contacto directo con su madre, sin lavar ni vestir y sin que nadie interrumpa. Las visitas deben esperar esas dos horas fuera, y sólo el padre puede estar en la sala. El test de Apgar y cualquier prueba que haya que realizar se hace mediante observación, y todo aquello que puede esperar (pesar y medir al bebe, vitamina K,...) se pospone (siempre y cuando el estado del bebe y de la madre lo permitan).
En el paritorio, mi hija ya hacia movimientos decididos para acercarse al pecho. Y cuando nos pasaron a la sala donde íbamos a descansar esas dos horas, siguió insistiendo. Al no terminar de conseguirlo le entró un berrinche monumental y como la matrona que nos atendió era conocida, entró a ver qué nos ocurría y la cogió en brazos. A mí no me hizo mucha gracia que la separarán de mí, pero debo reconocer que fueron pocos minutos y al ver que se calmaba me relajé. Luego mi marido cogió a la niña y la dejó completamente calmada. Después de eso, la puse encima de mí y se agarró.
Fuente: Recomendaciones sobre lactancia materna de la AEPED

2- Cambiar de postura
No se me había ocurrido que amamantar en distintas posiciones pudiera ayudar a evitar problemas, pero ahora creo que que variar de postura hace que cambie la zona "más sufrida" del pezón, y evita dolores en la fase de "acoplamiento" entre el bebe y la madre. Yo tenía verdadero interés en "aprender" a amamantar en distintas posiciones porque siempre me ha llamado la atención que mis amigas daban el pecho sentadas con el bebe en su regazo incluso por las noches. El día del nacimiento de mi bebé solo la amamanté tumbada, que es como me ayudaron a ponerla al principio. Al día siguiente pedí ayuda para darle el pecho sentada (la postura clásica), y el día que volvimos a casa mi madre me ayudó a ponerla a caballito. Desde entonces, aunque tenemos nuestras favoritas, las alternamos e incluso introducimos variaciones. Creo

3- Conocimiento
Leer, hablar, preguntar,... Intenté absorber toda la información posible relacionada con la lactancia durante el embarazo y los años previos. Aunque hoy en día es difícil conocer la lactancia materna desde un punto de vista práctico (concretamente yo sólo he vivido la lactancia de mi hermano, que duró unos 3 meses y fue mixta), hay muchísima información al respecto y como madres y padres, tenemos la obligación de aprender algunas cosas para recibir de la mejor manera posible a nuestros bebés. Conocer al menos la parte teórica de la lactancia me proporcionó una tranquilidad absoluta.
El día después del parto aún no había visto salir una sola gota del pezón, pero mi hija se agarraba y succionaba. Casi todas las personas que nos visitaron esos días me preguntaron si me había subido la leche y yo no sabía que contestar. Suponía que no porque no notaba nada y no veía gotas, pero no me importaba lo más mínimo, sabía que hacíamos lo correcto, ella mamando y yo ofreciéndola mi pecho en cuanto abría un ojo. Tenía confianza plena en que mi cuerpo no iba a dejar a mi bebe morir de hambre o sed, que saliera leche era cuestión de tiempo (creo que aunque yo no lo viera, evidentemente había calostro).
Más adelante, en las reuniones postparto algunos padres me han hablado de la tranquilidad que les aportó dar al bebé una jeringa con leche de fórmula la primera noche, pues saber que su hijo estaba alimentado les permitió enfrentarse con más sosiego a la lactancia. Desde mi punto de vista es necesario mantener la calma, pero más efectivo que esa jeringa de leche de fórmula es tener información y confiar en tu nuevo cuerpo de madre.

4- Pedir ayuda
Tengo la suerte de que mi madre sabe bastante más de lactancia de lo que suele ser normal, y de que nos acompañara desde las primeras contracciones. Aún así, el ritmo de visitas y su horario de trabajo no me permitió pedirle toda la ayuda que necesitaba. Di a luz en un hospital IHAN, donde se apoya manifiestamente la lactancia materna, y ante el más mínimo problema pedimos ayuda a las enfermeras. Algunas te atienden con más cariño que otras, pero siempre que tuve problemas para enganchar a mi hija al pecho, alguien me ayudó.

5- Apoyo
Contar con el apoyo de la pareja es esencial. En primer lugar para que valore ese trabajo extra que conlleva ser mamá lactante frente a ser papá, y por tanto él debe asumir y liberarme de otras tareas. Pero también porque durante los primeros días se escuchan barbaridades de boca de las visitas y es necesario que alguien frene a esa tía que repite insistentemente que cambies al bebé de pecho, a esa suegra que no te quiere dar al bebé porque aún "no le toca la toma", a ese amigo que opina que le estás cebando,... Si al apoyo de la pareja se suma el de los abuelos, ¡¡para qué queremos más!!

6- Ni chupetes ni biberones durante las primeras semanas
Nos parecía obvio, si queríamos que nuestro bebé se enganchara bien a la teta, mejor no confundirle con tetinas de silicona... pero por lo visto no todo el mundo opina lo mismo. A mí me parece que esto nos ayudó.

7- Colecho en el hospital 
Las primeras noches estaba incómoda con la cicatriz de la j***** episiotomía, así que dejé al bebé en mi cama. Quizá dormí menos profundamente que si hubiera estado en su cuna, pero me resultaba fácil ofrecerle el pecho y no tenerme que levantar me quitaba estrés y cansancio.

¿Creéis que es sólo cuestión de suerte evitar grietas y dolores, o por el contrario pensáis que estos factores han podido facilitar el proceso?

martes, 16 de abril de 2013

El mejor regalo para mamá

Aprovechando lo cerquita que tenemos el día de la madre os propongo, dentro de la iniciativa #yoregalotrabajo, cuatro regalos muy diferentes para mamá, todos ellos fruto del esfuerzo de mujeres emprendedoras. Los cuatro regalos los he hecho recientemente y me han encantado, así que estoy segura de que triunfarán en vuestras casas:

1- Lorecomin y sus Amatu mamá: muñecas que dan a luz, amamantan y portean



Lorena hace con sus manitas preciosas muñecas que dan a luz a un  bebé con el que están unidas por un cordón umbilical, lo amamantan e incluso lo portean. Además sus muñecas pueden tener el color de piel, los ojos, el pelo o el vestido personalizado.
Yo le pedí a Lorena que me hiciera una matrona, una Amatu mamá y un papá inspirados en nosotros. Me parece un bonito regalo para mi madre, que es matrona y nos acompañó el día del parto. Además son muñecas resistentes y estoy segura de que dentro de unos años dormirán en el baúl de juguetes de mi hija.
Me parecen un regalo original y bonito para tu matrona si quieres agradecerle su trabajo, para una mamá reciente o futura o para que los niños jueguen con una muñeca más parecida a sus madres que las Barbies.

2- Mochilas-Portabebés: una mochila ergonómica



Eva es una de las mamás más conocidas de la blogosfera que, después de haber porteado horas y horas a su hijo pequeño, ha puesto en marcha una tienda especializada en mochilas ergonómicas. Antes de recomendarte una mochila u otra se interesa por las necesidades de la familia para encontrar la idónea. Hace poco os contaba lo bien que nos ha venido descubrir el porteo (aquí), y como llevo a mi bebé en el fular a todas partes. Como regalo de mi primer día de la madre he pedido una mochila Emeibaby porque nos apetece tener un portabebés que sea rápido de poner y quitar, que no arrastre por el suelo y  fácil de usar para que otras personas de la familia puedan ayudarnos llevando también al bebé (por mucho que lo pienso, no veo a mi padre atándose un fular).

3- No Somos Malas: un kit para pasar una noche inovidable



María es una mamá que, con su boutique erótica, nos acerca al erotismo femenino: caricias, besos, sensaciones... Este kit Tesoros Ocultos contiene varios productos de cosmética erótica para celebrar el día (o la noche) de la mujer de tu vida: cremas con sabores, deliciosos aceites que crean una sensación de calor sobre la piel al soplar, un plumero para extender polvos de talco comestibles por su piel...
Comienza con el aceite esparciéndolo gota a gota por diferentes partes del cuerpo, sopla sobre ellas para aumentar el calor, sigue su rastro con sugerentes besos y luego moja el plumero de deliciosos polvos para esparcirlos por donde más te guste lamer. Por último cuando ya veas que estáis al borde del delirio, usar el bálsamo refrescante para intensificar las sensaciones en las zonas íntimas. Todo un estímulo para vuestros sentidos.
Para hacer un regalo diferente o para futuras mamás "en búsqueda".


4- Taller de gimnasia abdominal hipopresiva de Yoga para mamá:



María Dolores Teruel es una fisioterapeuta especializada en uroginecología y obstetricia que imparte talleres de introducción a la gimnasia abdominal hipopresiva en varios centros de Madrid (Entre Mamás, El Horno y D´espacio Yoga). Los talleres constan de 8 clases de una hora en los que vamos tomando conciencia de esos músculos de nuestro cuerpo que desconocíamos y aprendemos a hacer los ejercicios que previnen la incontinencia urinaria, fortalecen las abdominales sin dañar otras zonas, ayudan a recuperar el tono muscular perineal tras el embarazo y el parto,... . A las 4 semanas de dar a luz me apunté a uno de estos talleres y la gimnasia hipopresiva me ha enganchado. Creo que es un buen regalo para cualquier mujer, pero más aún para aquellas que sentimos que tras el parto "no todo" ha vuelto a la normalidad.

miércoles, 10 de abril de 2013

Porteo contra la tristeza postparto

Hay montones de artículos hablando de los beneficios del porteo para mamás/papás y bebés, sin embargo por más que he buscado no he encontrado ninguno en el que se hable de la ayuda que supone portear para superar la tristeza postparto de los primeros días.

Durante el embarazo empecé a informarme sobre portabebés y poco a poco descubrí la diferencia entre portabebés ergonómicos y mochilas colgonas. Inicialmente quería una mochila ergonómica porque me parecía complicado anudar un fular y para qué engañarnos, creía que los fulares eran de madre requetemoderna y no iban conmigo. Sin embargo, me recomendaron un fular elástico para portear a una recién nacida en sus primeros días y lo compré (este).

Nació mi bebé y a las 24 horas empecé a notar la tristeza postparto. El revuelo hormonal junto con el miedo a las secuelas de la episiotomía y las pérdidas de orina ¡hacían que mis lágrimas tuvieran vida propia! Para aliviarla, como soy muy "callejera", mi marido y yo salíamos a pasear a diario con nuestra bebé: metíamos el carro en el ascensor, bajábamos unas escaleritas y nos íbamos al parque. Pero el mal tiempo y la lluvia, hacían que no nos apeteciera salir al parque y cuando él no me acompañaba me daba pereza salir sola de casa porque tengo que bajar algunas escaleritas, y con el cochecito me parecía misión imposible.

El día que nuestra bebé cumplía una semana, mi marido cogió el fular elástico y con este video aprendió a hacer el nudo. Se puso a la niña y la cosa parecía fácil, él estaba encantado y nuestra bebé también. Al día siguiente salimos a pasear con nuestra niña en el fular, sin miedo al frío o a la lluvia, porque iba bien pegadita a mí. Yo iba de la mano de mi marido y feliz de verla dormidita en mi pecho, como si llevara toda su vida siendo porteada (y así era, ¡claro!). Cogimos el autobús sin problemas de que viajara otro cochecito, paseamos los tres bajo el mismo paraguas, comimos fuera para celebrar su cumple-semana,

Desde entonces, el porteo ha sido mi pilar contra la tristeza postparto, me da la libertad que busco: libertad de movimiento llevando a mi bebé conmigo a todas partes


El porteo me permite tener más vida social porque puedo salir de casa con facilidad. Consigo llegar (y con buen humor, que es importante) a los desayunos con mis amigas, a las comidas con mi familia, al grupo postparto de mi centro de salud... Con lo solas que solemos estar las madres recientes, esto ayuda. ¡Y al ir tan pegadita a mí nadie le toca ni la carita ni las manos! 

Por otro lado, portear me anima a hacer ejercicio. Una caminata a buen ritmo cuando sale un rayito de sol hace que mis músculos, aún fofillos, estén "menos oxidados". Sentir que me cuido me ayuda a levantar el ánimo. 

Además, si la niña quiere brazos mientras estoy ordenando o haciendo la cama, no tengo ningún problema: practicamos porteo indoor, que me deja las dos manos libres para hacer las tareas y los labios cerca de mi bebé para robarle algún beso.

Muchas madres me dicen que el porteo está bien para el bebé, pero ¿y todo lo demás que llevamos en el cochecito: pañales, toallitas, crema, body de repuesto,...? Nosotros lo arreglamos así: cuando voy con mi marido, uno lleva a la niña y otro un bolso-cambiador con todo dentro; pero si voy sola meto en mi bolso 2 pañales, un paquete chiquitito de toallitas y un body... ¡¡y a volar!!

Me pregunto cuántos besos hubiera dejado ya de dar a mi bebé si paseáramos con el cochecito... La llevo tan cerquita que... ¡me la como!

lunes, 8 de abril de 2013

Nuestro parto (III): Bienvenida, pequeña!

No tengo recuerdos claros al llegar a la sala de dilatación.
La cara de la matrona me resultó conocida, era la misma que me hizo los monitores la semana anterior. También ella me reconoció y me tranquilizó ver su cara sonriente y oír su voz.
Vino otra contracción que me pilló de pie, así que entre tanto profesional me puse de cuclillas a esperar a que pasara. Las contracciones ya no me hacían llorar, ya no me sentía tan vulnerable como cuando llegué al hospital.
Me pidieron que me tumbara para hacerme un tacto, y no sé qué se me pasó por la cabeza que quise pasar al baño por si me hacía pis durante el tacto... Me tumbé en la camilla (otra vez boca arriba, ¡horror!), y la matrona confirmó que estaba de 4 cm e introdujo un tubito con luz para verificar que tenía las aguas teñidas (esta prueba se llama amnioscopia). A continuación, cogió un palito (lanceta) para romperme la bolsa.

Nota: Supongo que rompieron la bolsa para confirmar si las aguas estaban teñidas y como mecanismo para acelerar el parto. Sin embargo en El parto es nuestro hay un artículo sobre "rotura artificial de la bolsa" que dice lo siguiente:

El único caso en el que está justificada la rotura artificial de membranas es para extraer sangre al feto y medir el pH del bebé (...). Esta medida se ha comprobado que reduce el número de cesáreas innecesarias.  Sin embargo no está justificado su uso en los siguientes casos:

    • Para verificar el color y aspecto del líquido amniótico, no hace falta romper la bolsa, se puede hacer sin romperla con una amnioscopia.

    • Para poner el monitor interno sí es preciso romper la bolsa. La cuestión es ¿por qué es necesario usar el monitor interno si existe el externo? No hay ningún estudio que avale una mayor seguridad de la monitorización interna vs externa salvo en personas con obesidad mórbida.


No me gustó que me rompieran la bolsa, pero sabía que las aguas teñidas no eran muy buenas noticias, así que no rechisté. Poco después me pusieron la vía y llegó el anestesista.
En el Hospital 12 de Octubre cabe la posibilidad de pedir la Walking Epidural. Es una analgesia que permite a la embarazada utilizar sus piernas al mismo tiempo que alivia el dolor de las contracciones y te permite adoptar posturas más favorables a la dilatación, caminar o utilizar un balón de pilates durante la dilatación.
Mientras me preparaban para la epidural, llegaron más contracciones. El anestesista me dijo que tenía que respirar más relajadamente para que el feto no se quedara sin oxígeno.
Me habían contado que el momento en el que te ponen la epidural era bastante molesto, pero en mi caso no fue así, quizá porque el dolor de las contracciones ya era fuerte o quizá porque el anestesista lo hizo estupendamente. Me dijo que tardaría una media hora en hacerme efecto, pero a partir del pinchazo no volví a sentir dolor... ¿Efecto placebo?
Aprovechando la Walking Epidural, me puse a caminar por el pasillo con mi madre y mi marido hasta que noté que el dolor de las contracciones volvía. Esta vez no como un dolor de espalda, sino como dolor "soportable" en el hueso de una de las caderas (con la epidural puede que una de las piernas se duerma más que la otra). No dije nada, y al poco tiempo volvimos a la habitación. Traté de utilizar el balón de pilates, pero la monitorización fetal externa no funcionaba bien cuando me sentaba y perdía el latido fetal, así que me quedé de pie balanceándome un poco sobre la pelvis.
Pronto el dolor volvió a ser importante, así que llamamos a la matrona. Me pusieron la epidural "normal" aunque debía ser floja, porque podía cambiar de postura y estar a 4 patas...
La matrona me hizo de nuevo un tacto y confirmó que estaba completa. ¿Completa? No me lo podía creer, sólo llevaba 2 horas y media en el hospital. Creo que me puso un enema, aunque no estoy segura y me enseñó a empujar. Me pidió que me quedara empujando tranquilamente cuando vinieran las contracciones, sin cansarme.
Con epidural, las contracciones se sienten muy diferentes, así que al principio necesitaba que me avisaran cuando venía la contracción, pero en 3 o 4 pujos me di cuenta de que el dolor de caderas coincidía con las contracciones. Al principio ese dolor era suave, y empujaba tranquilamente, pero fue creciendo y la postura en la que mejor aguantaba el dolor era a 4 patas (y culo al viento).
Vino de nuevo la matrona y me contó que mi bebé estaba ya "en tercer plano", que tenía que esperar a que bajara y rotara.
Se me ocurrió que si ella podía tocar su cabecita, yo también, y le pedí permiso para "autoexplorarme". ¡Qué sensación tan extraña tocar los pelitos de mi bebé por primera vez, y recorrer con mis dedos en décimas de segundo el camino que a ella le llevaría horas recorrer! Me emocioné tanto que insistí en que mi marido también lo hiciera. Con lo vergonzoso que es estoy segura de que fue un mal trago para él.
Estuve unas 2,5 horas empujando en la sala de dilatación hasta que me pasaron a paritorio. Antes de entrar les recordé que no quería que me hicieran episiotomía salvo necesidad extrema.
En el paritorio intentaba empujar con todas mis fuerzas, pero a veces me venía abajo porque pensaba que no lo hacia suficientemente bien. Los ánimos parecen una tontería hasta que estás allí.
Cuando ya estaba bastante cansada, me avisaron de que con cada empujón, mi bebé asomaba los pelitos pero volvía a meterse, así una y otra vez. Abrí los ojos y vi que alguien hacía una seña a otro como de una tijera, y lo entendí, así que dije bien alto que no quería episiotomía.
Un ginecólogo se puso a mi lado y me colocó la mano sobre la barriga practicando la maniobra de Kristeller. Me dolía que empujara, me dolía mucho. No quiero pensar lo que puede doler que apoyen el codo o que se suban sobre ti, porque para mí era muy molesto. Le pedí que no lo hiciera, pero supongo que estaba intentando evitar la episiotomía. La persona que estaba entre mis piernas, dirigiendo el parto,  tiraba de la abertura de la vagina para facilitar al bebé que asomara, pero ni por esas.
No podía más, llevaba ya una hora en el paritorio y estaba cansada. El músciulo del periné era demasiado fuerte y poco flexible, por lo que no dejaba salir al bebé. No sé si me lo dijeron o no, pero hicieron una episiotomía y el bebé tardo tres pujos en salir. Se acabaron las 3 horas y media completamente agotadoras de expulsivo.
Me pusieron a mi hija sobre el abdomen y empezó nuestra nueva vida.


Conclusión 
La episiotomía para mí era importante y la tenía miedo. Miedo a las pérdidas de orina, a las relaciones sexuales dolorosas o menos satisfactorias, al factor estético...
Los primeros días del postparto no estaba a gusto sabiendo lo que me habían hecho. A ratos pensaba que me podía haber callado, no haber dicho nada de que no quería episiotomía y me hubiera ahorrado esfuerzo y la maniobra de Kristeller. Pero lo prefiero así, me siento "en paz conmigo misma y con el personal que me atendió", porque tuvieron paciencia y me permitieron un tiempo.