miércoles, 7 de agosto de 2013

Accidentes domésticos

Hace unas semanas que soy un peligro para mí misma: me tropiezo, cojo los cuchillos y ¡uuuuuuy!, he roto un frasco de colonia en el baño (no andar descalzos en el baño, curiosa tarea...), se me ha estallado un bote de sal en la mano con corte incluido (ademas de los 7 años de mala suerte), me quemo al cocinar... Un riesgo para mi integridad se esconde tras el más inocente de los objetos.

Yo puedo ser atolondrada, descuidada y llena prisas, pero esto ya es demasiado. Creo que el problema es que intento estirar el tiempo como si fueran chicle y llegar a todo: cuidar a mi bebita como el tesoro que es, poner algo de orden en casa (al menos tirar los pañales sucios), hacer la compra, la comida, arreglarme adecentarme, pasear al perro,... Y vaya por delante que nadie me exige nada, simplemente paso muchas horas sola y siento que debo hacerlo. Porque me creo superwoman y porque yo lo valgo.

Ya he hablado de las exigencias a las que estamos sometidas las mujeres (aquí puedes leer la entrada). Quizá pienses que tú no, y no puedo más que darte la enhorabuena, pero déjame creer que es un problema generalizado y no soy la única pava que se siente así.

Cada uno de los roles de madre, amiga, hija, pareja, trabajadora,... hacen que otras personas esperen cosas de nosotras y lo que es peor, que nosotras sintamos que tenemos que hacer determinadas cosas y culpabilidad si no "cumplimos". Por ejemplo, yo creo que como mi marido madruga para ir al trabajo y yo me quedo en la cama (estoy con el permiso de maternidad), debo tener la comida hecha para cuando llegue. O siento que tengo que quedar con una amiga porque es muy buena, aunque a mi lo que me apetece es tirarme en el sofá con mi nena agarrada a la teta y mi marido al lado. 

En definitiva, creo que me accidento porque estas obligaciones autoimpuestas me hacen tener que exprimir mi tiempo al máximo y me encuentro haciendo la comida con mi hija en brazos ¿cómo no voy a romper el bote de sal? Y lo que más rabia me da es que tanta prisa a veces me impide disfrutar del momento.

¿Os ocurre también a vosotras? ¿Algún truco para ahuyentar exigencias?

6 comentarios:

  1. Me pasa igual que a ti. Yo antes era torpe pero ahora ya no es normal y, además, olvido cosas y confundo otras. Algunas veces le pregunto a mi marido si algo ha sucedido de verdad porque a veces no sé si lo he soñado o no. Así es mi estado mental, así que imagínate el físico. Todavía considero una hazaña estar sacando el trabajo adelante con cierta dignidad.
    Siento no ofrecerte ningún truco. El único, concienciarse de que no se llega a todo y no pasa nada. Creo que si alguien te quiere de verdad (lo digo por amigos y familiares) sabrán comprender que estás en otra etapa de tu vida y a lo mejor no eres la mejor compañía en ese momento, pero esto no tiene por qué resentir las relaciones. El cuerpo sí lo resiente, a la vista de los accidentes domésticos ;)

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    1. Me identifico completamente con los descuidos, olvidos, dudas sobre la realidad,... Ufff, y me temo que va para largo!!!

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  2. Yo llevo una semanita a tope...Currando, llevándome el niño al trabajo, haciendo compra y comidas, limpiando en casa...Y hoy noto que mi paciencia está rebosando a base de bien. Si alguien te chiva un truco milagroso, ya sabes, me lo pasas que falta me hace!!!
    Muas!

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  3. No sabía lo de los siete años de desgracia al romper un bote de sal. Pensé que eso sólo pasaba con los espejos... Trucos no te puedo dar pero yo soy también muy de autoimponerme obligaciones y al final eso te agobia y te frustra mucho. A veces hay que respirar hondo, establecer prioridades y lo que no dé tiempo, pues no ha dado. El día tiene sus horas y no se puede hacer más. Un besote!!!

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  4. jajjaa La verdad que no estoy en el mejor momento para dar consejos pero creo que cada uno disfruta de las cosas a su modo...y si el tuyo es correr para llegar a hacer todo...mientras te dé el cuero adelante!! pero guarda! No te lastimes por eso! Creo que ese es el límite...el estrés jejeje

    Besotesss!

    Kari

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  5. Te entiendo. Yo pasé muchos meses como tu. Ahora lo bueno es que no trabajo y mi hija ya es bastante más independiente y, para que negarlo, yo me tomo las cosas con otra filosofía mucho más relajada que ayuda y mucho en mi día a día. No eres un bicho raro, te lo aseguro. Jeje. Un besazo

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